Rafa, al igual que Rut prometió lealtad, yo prometo caminar contigo en la fe y el amor, compartiendo tu pueblo y tu Dios, construyendo una vida que glorifique a Aquel que nos unió.

Este compromiso que asumimos delante de Él y nuestros seres queridos es el comienzo de un viaje que ya ha sido bendecido en cada sonrisa compartida, cada lágrima de alegría y cada momento de comprensión mutua.

Prometo ser tu socia en cada sueño, tu consuelo en cada desafío y tu compañera en cada aventura que emprendamos, sosteniendo nuestra vida en las promesas eternas de Dios.

Fer, al igual que se nos enseña en Efesios que ‘el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se convertirán en una sola carne’, yo dejo atrás mi vida pasada para entrelazarla contigo en una promesa sagrada.

En ti veo el reflejo del amor y la bondad de Dios, y cada día a tu lado es un testimonio de su gracia. Y hoy, ante Él y todos aquellos que nos son queridos, me comprometo a construir contigo un hogar de fe, esperanza y amor incondicional.

Con cada amanecer, renuevo mi promesa de ser tu esposo, tu mejor amigo y tu compañero leal, tu apoyo firme en los momentos de prueba, y tu mayor celebrador en los tiempos de alegría, mientras nos embarcamos en la más grande de las aventuras que Dios ha preparado para nosotros.